Uno de los aspectos más delicados respecto a la preparación del equipamiento de nuestra bici es la elección y ajuste de las calas. En el mercado existen gran variedad de calas y pedales, tanto en carretera como en montaña. Evidentemente cada tipo tiene ventajas e inconvenientes, por lo que deberemos valorar qué nos interesa más a la hora de seleccionar un pedal. Independientemente del tipo de calas que usemos, es habitual que hagamos un ajuste de las mismas, digamos que estándar, es decir, colocaremos las dos calas centradas a la misma altura. Esto puede ser un punto de partida razonable para comenzar a hacer pruebas y pequeños ajustes, aunque también sabemos que en muchas ocasiones estos "experimentos" pueden costarnos alguna lesión, molestia o sobrecarga, ya sea de forma inmediata o a medio plazo. Para colocar de forma correcta unas calas deberemos contar con que ambos pies no tienen por qué ser iguales, así que no sería raro que las dos calas estuvieran a diferente altura y con rotaciones distintas. Lo primero que determinaremos, con la zapatilla puesta, será la altura a la que se encuentra la cabeza del primer metatarso y haremos una pequeña marca. Tras esto ya podremos quitarnos la zapatilla y colocar la cala de forma que el centro de la misma esté a la altura de esta marca, pero en ningún caso sobrepasándola. Una vez que tenemos esto, nos queda lo más difícil, que será ajustar la rotación.
Para ajustar la rotación tendremos que tener en cuenta el grado de varo/valgo que presenten nuestros pies, así como el varo/valgo de nuestras rodillas, tanto en estático como en dinámico. Una vez que veamos el movimiento de las rodillas durante el pedaleo modificaremos la rotación de las calas buscando la correcta alineación de las rodillas que, en teoría, se lograría si una plomada pasara todo el tiempo por la cabeza del fémur, el centro de la rotula y la punta de la zapatilla. Esto sería como decíamos, en teoría, el objetivo final, pero tendremos en cuenta que no todas las personas tienen la misma estructura ósea, morfología y movilidad, por lo que el ajuste final dependerá de las características de cada ciclista.
Aunque tradicionalmente se recomienda la bicicleta a aquellas personas que tienen problemas de rodilla, al ser un deporte en el que no hay apenas impacto, es fácil comprender, si no lo hemos padecido ya, que una incorrecta colocación de las calas puede provocar tendinitis en rotadores internos/externos, así como problemas de menisco y cartílago, debido a un sobreuso de dicha articulación, en condiciones poco recomendables. El problema de este último caso es que no solemos darnos cuenta del error, hasta que existe un daño importante, por lo que la solución se complica.
Podemos concluir que como en muchos otros aspectos, la correcta colocación de las calas no debe hacerse de forma aislada, sino como parte de un completo estudio estático-dinámico sobre la bicicleta, ya que influirá en toda la posición del ciclista.
Por si fuera poca la complejidad en el ajuste de las calas, debemos recordar que existe una gran variedad, con sus peculiaridades, que dificultarán la colocación de las mismas, ya que los criterios a la hora de ajustar unas calas Look Keo, no serán los mismos que con unas Speedplay. También puedo tener problemas a la hora de ajustar igual mis zapatillas de carretera y montaña.
Por último, os recordamos que otro aspecto a tener en cuenta a la hora de cambiar de un tipo de pedal a otro es el grosor de la cala, que influirá sobre la altura de sillín que determinemos debemos llevar. Por ejemplo, si pasamos de unas Look a Speedplay, tendríamos que bajar 5 mm el sillín, ya que estas últimas recogen el pedal en su interior, al contrario que las Look. En cualquier caso recomiendo un correcto ajuste de las calas, ya que puede suponer una mejora en el rendimiento y una importante herramienta en la prevención de lesiones.